Ninguna vanidad, por apremiante que sea, puede contra la grandeza de esta agrupación, conformada por cuatro entes unidos por la música. Momo es una banda de rock alternativo que se formó en las entrañas de la Unidad Independencia, al sur de la ciudad de México. Se encuentran en la promoción de su primer EP, sin embargo, con su historia, estos cuatro muchachos nos demuestran que sólo la constancia y la dedicación a lo que uno ama dejan satisfacción.
El pasado 7 de abril, tuve la oportunidad de charlar con los hermanos Moreno, Pablo de 25 años y Rodrigo de 22 años, dos de los integrantes de Momo, quienes me platicaron de sus inicios en la música, de los antecedentes de la banda, de la conformación de la misma, de la etapa de grabación del primer EP y de la promoción de éste.
Y aunque formalmente estos hermanos comenzaron con la música a la edad de 16 años, reconocen que desde muy niños estuvieron influenciados por la música, con géneros como el jazz y el rock. La mayor parte de está educación musical se la deben a su padre, Néstor Moreno, quien en 1994 los llevo a ver a Pink Floyd, momento clave en la vida de estos muchachos, Pablo señalo lo siguiente, “ahí yo creo que es cuando en nuestras cabezas explota algo.”
Todo empezó como un juego, ya sea imitando a Fredy Mercury, a Queen, a los Guns and Roses o hasta Los Que Payasos. Pero siempre hubo la inquietud de tener un grupo, Rodrigo confesó “… yo iba por otro rumbo, yo me quería dedicar a ser caricaturista… pero la música siempre estuvo, como juego… y de pronto surgió la idea de estar en una banda y aquí seguimos."
Casi por accidente, o por destino tal vez, la entrevista se llevó a cabo en un lugar muy especial para ellos, Pablo comentó al respecto “estamos, además, haciendo la entrevista justo en un lugar muy simbólico y fíjate que no fue apropósito… estamos frente a nuestra escuela, porque en este lugar que tenemos enfrente, que es un salón de fiestas de la unidad independencia, ahí se nos permitió ensayar casi un año, todos los días…”
El inicio del viaje
Pablo, comenzó a tocar la batería en una banda llamada Parábola, a la edad de 16 años, de ahí da el brinco a otra agrupación llamada Sidarta que se convertiría más adelante en Syd, el antecedente de Momo. Además participó en Chamarras Rojas, Hen y otros proyectos. Por su parte Rodrigo, mencionó que Syd fue su primera banda, a pesar de ello recuerda que siempre estuvo presente en las otras bandas de su hermano como staff, cargador, afinador y hasta de bromista. Ya en Syd lo invitaron a tocar el bajo en Hen y Niña Fantasma.
La inquietud de hacer cosas más formales llevo a Pablo al extremo de buscar lugares donde ensayar, cuando estaba en Sidarta rompían las casetas de la unidad para conectarse, por lo que el administrador, Andrés Ramos, lo mando llamar y le dijo, “¡que estas violando las casetas!, ¿qué estas haciendo?, ¿quieres un espacio para tu arte?... ven acá” lo llevo por unas escaleras, le entrego una llave y le mostró un lugar para ensayar.
Ese fue el inicio de todo, sólo que justo cuando le dan el lugar para practicar se queda solo y se ve en la necesidad de reclutar gente. Al respecto recuerda que un día mientras estaba acostado, escuchando a su hermano tocando la guitarra, pensó “si siempre he tenido aquí al músico con el que puedo… y nunca estoy con él. Vente a tocar, invite a Fantomas (Cristian Díaz) y después pues llega (Luis) Muciño a la bataca”
Un par de datos curiosos, es que Rodrigo aprendió sus primeros acordes en la guitarra tocando boleros, mientras Pablo es un amante de la batería, que se formó oyendo, como los buenos músicos. Al termino de la entrevista confesó que cuando tenía la oportunidad observaba cuales eran los elementos de la batería, se aprendía los tiempos de las rolas y en cuanto tuvo la oportunidad de estar frente a una bataca puso en practica lo aprendido y se dio cuenta de que no era “tan malo”.
Mientras buscaban vocalista, el cuál nunca llego, Pablo decidió aventarse el paquete de cantar y tocar la guitarra “y pues ahí me quede pa’ siempre”, dijo. Y a pesar de que le gusta esa función dentro de una banda, sobre todo a la hora de componer, si él pudiera escoger, disfrutaría más ser el baterista de un grupo.
Ya con Rodrigo en la guitarra , Luis Muciño en la batería, Cristian Díaz en el bajo, y Pablo como vocalista, la banda paso por un periodo de búsqueda de identidad, en la que pasaron por un sin fin de nombres e incluso llegaron a pensar en llamarse Los sin nombre. De hecho Rodrigo comentó que en un volante así les pusieron.
La primera vez que tocaron en vivo, fue en el centro cívico de la unidad, y a partir de ahí los invitaron a tocar en Los Tarros, y en otros lugares como por ejemplo, el ya extinto, Pabellón Copilco. El cual fue un gran escaparate para ellos.
Finalmente acuñaron el nombre de Syd y grabaron sus primeras cinco rolas, de manera muy artesanal, con unos audífonos conectados a una computadora como interfaz. Esas canciones eran, "Metamorfosis", "Huye", "Hombre gris", "Maktub" (maktūb, "ya está escrito", en árabe: مكتوب) y "Triste esfera". Esta última queda fuera del play list que subieron a su myspaces, según comentó Pablo algunos días después de la entrevista.
Como en todo, hay ciclos que se acaban, y el momento más difícil por el que pasó Syd fue la indiferencia entre el bajista y el baterista. Ante las constantes fricciones entre Cristian y Luis, Cristian decide abandonar la agrupación, provocando con su decisión la desintegración de la banda.
Había una vez una niña llamada… Momo
Indudablemente el personaje clave en la transición de Syd a Momo es Cristian Díaz, un chico de 24 años de personalidad discreta, justo como el instrumento que toca, el bajo. El buen Fantomas, al igual que los hermanos Moreno comenzó formalmente en la música a la edad de 16 años en una banda de punk llamada “Mamá no hay papel”.
Un detalle curioso de Fantomas es que estudia Medicina Veterinaria y trabaja en ello, sin embargo el mismo comentó "(soy) un músico que dio un brinco hacia la veterinaria... yo tocaba desde antes de ser veterinario..." En cuanto a como llego a Syd recuerda que un día se encontró a Pablo caminando con un bajo, Fantomas le preguntó si le gustaba la música y Pablo le dijo que si y que tenía una banda, Fantomas le comentó que tocaba el bajo y Pablo lo invito a tocar.
Cuando Fantomas resuelve dejar Syd, Rodrigo y Pablo deciden declinar a favor de él, y a partir de este momento comienza la historia de Momo. Justo un día después de la desintegración de Syd, Fernando Urcid, quien en ese entonces estudiaba en Fermatta, le habla a Pablo para pedirle que lo dejaran grabar una rola de ellos, que le pedían como requisito para graduarse. Esto sirve de pretexto para invitarlo a formar parte de Momo en la batería.
El Chato, como le dicen a Fernando, es un chavo de 22 años que estudio la carrera de Ingeniería en Audio y Producción Musical en Fermatta. Cuenta ya con un estudio de grabación en su casa, que si bien no es profesional, "las producciones que en él se realizan son de muy alta calidad", comenta en su myspace. Otros proyectos en los que Fernando ha participadao son Fonogama y York Martiny.
El pasado 7 de abril, tuve la oportunidad de charlar con los hermanos Moreno, Pablo de 25 años y Rodrigo de 22 años, dos de los integrantes de Momo, quienes me platicaron de sus inicios en la música, de los antecedentes de la banda, de la conformación de la misma, de la etapa de grabación del primer EP y de la promoción de éste.
Y aunque formalmente estos hermanos comenzaron con la música a la edad de 16 años, reconocen que desde muy niños estuvieron influenciados por la música, con géneros como el jazz y el rock. La mayor parte de está educación musical se la deben a su padre, Néstor Moreno, quien en 1994 los llevo a ver a Pink Floyd, momento clave en la vida de estos muchachos, Pablo señalo lo siguiente, “ahí yo creo que es cuando en nuestras cabezas explota algo.”
Todo empezó como un juego, ya sea imitando a Fredy Mercury, a Queen, a los Guns and Roses o hasta Los Que Payasos. Pero siempre hubo la inquietud de tener un grupo, Rodrigo confesó “… yo iba por otro rumbo, yo me quería dedicar a ser caricaturista… pero la música siempre estuvo, como juego… y de pronto surgió la idea de estar en una banda y aquí seguimos."
Casi por accidente, o por destino tal vez, la entrevista se llevó a cabo en un lugar muy especial para ellos, Pablo comentó al respecto “estamos, además, haciendo la entrevista justo en un lugar muy simbólico y fíjate que no fue apropósito… estamos frente a nuestra escuela, porque en este lugar que tenemos enfrente, que es un salón de fiestas de la unidad independencia, ahí se nos permitió ensayar casi un año, todos los días…”
El inicio del viaje
Pablo, comenzó a tocar la batería en una banda llamada Parábola, a la edad de 16 años, de ahí da el brinco a otra agrupación llamada Sidarta que se convertiría más adelante en Syd, el antecedente de Momo. Además participó en Chamarras Rojas, Hen y otros proyectos. Por su parte Rodrigo, mencionó que Syd fue su primera banda, a pesar de ello recuerda que siempre estuvo presente en las otras bandas de su hermano como staff, cargador, afinador y hasta de bromista. Ya en Syd lo invitaron a tocar el bajo en Hen y Niña Fantasma.
La inquietud de hacer cosas más formales llevo a Pablo al extremo de buscar lugares donde ensayar, cuando estaba en Sidarta rompían las casetas de la unidad para conectarse, por lo que el administrador, Andrés Ramos, lo mando llamar y le dijo, “¡que estas violando las casetas!, ¿qué estas haciendo?, ¿quieres un espacio para tu arte?... ven acá” lo llevo por unas escaleras, le entrego una llave y le mostró un lugar para ensayar.
Ese fue el inicio de todo, sólo que justo cuando le dan el lugar para practicar se queda solo y se ve en la necesidad de reclutar gente. Al respecto recuerda que un día mientras estaba acostado, escuchando a su hermano tocando la guitarra, pensó “si siempre he tenido aquí al músico con el que puedo… y nunca estoy con él. Vente a tocar, invite a Fantomas (Cristian Díaz) y después pues llega (Luis) Muciño a la bataca”
Un par de datos curiosos, es que Rodrigo aprendió sus primeros acordes en la guitarra tocando boleros, mientras Pablo es un amante de la batería, que se formó oyendo, como los buenos músicos. Al termino de la entrevista confesó que cuando tenía la oportunidad observaba cuales eran los elementos de la batería, se aprendía los tiempos de las rolas y en cuanto tuvo la oportunidad de estar frente a una bataca puso en practica lo aprendido y se dio cuenta de que no era “tan malo”.
Mientras buscaban vocalista, el cuál nunca llego, Pablo decidió aventarse el paquete de cantar y tocar la guitarra “y pues ahí me quede pa’ siempre”, dijo. Y a pesar de que le gusta esa función dentro de una banda, sobre todo a la hora de componer, si él pudiera escoger, disfrutaría más ser el baterista de un grupo.
Ya con Rodrigo en la guitarra , Luis Muciño en la batería, Cristian Díaz en el bajo, y Pablo como vocalista, la banda paso por un periodo de búsqueda de identidad, en la que pasaron por un sin fin de nombres e incluso llegaron a pensar en llamarse Los sin nombre. De hecho Rodrigo comentó que en un volante así les pusieron.
La primera vez que tocaron en vivo, fue en el centro cívico de la unidad, y a partir de ahí los invitaron a tocar en Los Tarros, y en otros lugares como por ejemplo, el ya extinto, Pabellón Copilco. El cual fue un gran escaparate para ellos.
Finalmente acuñaron el nombre de Syd y grabaron sus primeras cinco rolas, de manera muy artesanal, con unos audífonos conectados a una computadora como interfaz. Esas canciones eran, "Metamorfosis", "Huye", "Hombre gris", "Maktub" (maktūb, "ya está escrito", en árabe: مكتوب) y "Triste esfera". Esta última queda fuera del play list que subieron a su myspaces, según comentó Pablo algunos días después de la entrevista.
Como en todo, hay ciclos que se acaban, y el momento más difícil por el que pasó Syd fue la indiferencia entre el bajista y el baterista. Ante las constantes fricciones entre Cristian y Luis, Cristian decide abandonar la agrupación, provocando con su decisión la desintegración de la banda.
Había una vez una niña llamada… Momo
Indudablemente el personaje clave en la transición de Syd a Momo es Cristian Díaz, un chico de 24 años de personalidad discreta, justo como el instrumento que toca, el bajo. El buen Fantomas, al igual que los hermanos Moreno comenzó formalmente en la música a la edad de 16 años en una banda de punk llamada “Mamá no hay papel”.
Un detalle curioso de Fantomas es que estudia Medicina Veterinaria y trabaja en ello, sin embargo el mismo comentó "(soy) un músico que dio un brinco hacia la veterinaria... yo tocaba desde antes de ser veterinario..." En cuanto a como llego a Syd recuerda que un día se encontró a Pablo caminando con un bajo, Fantomas le preguntó si le gustaba la música y Pablo le dijo que si y que tenía una banda, Fantomas le comentó que tocaba el bajo y Pablo lo invito a tocar.
Cuando Fantomas resuelve dejar Syd, Rodrigo y Pablo deciden declinar a favor de él, y a partir de este momento comienza la historia de Momo. Justo un día después de la desintegración de Syd, Fernando Urcid, quien en ese entonces estudiaba en Fermatta, le habla a Pablo para pedirle que lo dejaran grabar una rola de ellos, que le pedían como requisito para graduarse. Esto sirve de pretexto para invitarlo a formar parte de Momo en la batería.
El Chato, como le dicen a Fernando, es un chavo de 22 años que estudio la carrera de Ingeniería en Audio y Producción Musical en Fermatta. Cuenta ya con un estudio de grabación en su casa, que si bien no es profesional, "las producciones que en él se realizan son de muy alta calidad", comenta en su myspace. Otros proyectos en los que Fernando ha participadao son Fonogama y York Martiny.
El nombre de la banda lo adoptan del libro homónimo de Michael Ende, que es el favorito de Rodrigo y Fantomas. “…desde que estábamos en Syd… yo quería hacer una canción que se llamara Momo, o que un disco se llamara Momo, o que nos llamáramos Momo…” contó Rodro. Con la desintegración de Syd se da la oportunidad y encuentran el momento ideal para llamar así a la banda.
El Momo viaje. “Que el sonido sea el que hable”
Pablo, quien escribe las letras, relató que su inspiración la encuentra imaginando cuentos, ya sea basados en experiencias personales o creadas en su mente, observando a la gente que quiere o a la que no conoce. “Mi camino como letrista se ha basado mucho en la imaginación… en mi manera de ver… el dolor y el amor como inseparables, siempre tratando de darle un tono metafórico, muy dado a la interpretación… estas cuatro (canciones)… vienen de historias que me pasaron… mucha gente que ha estado conmigo, sentimentalmente hablando, que agradezco que existan… cuando te das cuenta que de muchas cosas dolorosas de la vida salen cosas como esta (el EP) es cuando te das cuenta que el dolor es amor…”
Pablo trata de que la lírica de las canciones sea sencilla, que la banda hable más a través de los sonidos y que la letra sea un buen complemento, “Hay otras canciones que no están aquí… ahora estoy mucho con la onda de la locura… y también tenemos por ahí ideas de algunas rolas que puedan aportar conciencia social, pegarle un poquito a la política, siempre es bueno, crear conciencia es algo que quisiéramos abarcar en las próximas rolas… y no encasillarnos solo en una cosa…”
Construyendo el EP
A pesar de tener otras cuatro canciones ya grabadas, aparte de Metamorfosis, se decide darle una refrescada a la banda con una versión mejorada de dicha rola y tres canciones inéditas que son, Fractal, Entre Luces y No Despiertas.
Fríamente, el EP llevó años en salir, pero contando sólo el proceso de trabajo les llevo un año grabar y sacar el disco, el cual les entregaron el 24 de marzo de 2010. El arte de la portada fue hecha por otro gran amigo de la banda, Alejandro Bracho, parte clave en la vida de los hermanos Moreno, siendo este personaje el que los adentra al rock mexicano, gracias a él conocen a Caifanes y toda la onda ochentera, “se abre el ciclo y se vuelve a cerrar cuando él plasma su arte en nuestro disco”, dijo Rodrigo.
Pablo comentó, “nosotros estábamos ya con la idea del árbol, Rodrigo ya se había puesto a dibujar, yo le decía mira, cómo ves la idea de un camino trazado hacia un mundo, el mundo de Momo, marcando muy claro que el costado es el mundo recto, de la vida cotidiana, este mundo de solo trabajar y hacer cosas por hacer dinero… me meto un día a rolar por el myspaces y me encuentro con Alejandro… y veo en sus ilustraciones un dibujo, a lápiz más o menos así (como la portada)… es de esas cosas que ves y no se te quitan de la cabeza, y me recordó mucho a la edición que tenemos nosotros de Momo, el libro… lo contacte… le hablamos del concepto… dejamos también que él fuera libre, que entendiera, pero si le dijimos ponte a escuchar las rolas… ni siquiera fuimos tan detallistas…”
Al buen entendedor pocas palabras, sin siquiera ver el dibujo de Rodro, a la semana Alejandro les presento varios bocetos, el mismo les explicó que el árbol simboliza “la familia Momo”, en la portada queda marcado el mundo lineal y la entrada a un mundo diferente, “además la puerta siempre esta abierta”, mencionó Rodrigo.
Después del EP, la idea es grabar el disco con el concepto completo, con 10 o 12 canciones, en donde quieren involucrar a varios artistas, Pablo mencionó “es lo que siempre quisimos… que los amigos salieran del proyecto…”. Rodro remató, “siempre hemos planteado al grupo como una familia, no sólo los cuatro que están en el escenario… nosotros somos la parte que todos ven, pero atrás está lo importante… todo una maquinaria de personas que tienen que salir".
Promoción y próximos eventos
Esta es la historia de Momo, una travesía cósmica llena de buenos momentos, de malos recuerdos, de mucha experiencia, quienes tenemos la fortuna de conocer a estos cuatro chicos nos sentimos parte de la historia. Les recomiendo escuchen las rolas, que vayan a verlos tocar en vivo, y si se siente identificados de alguna manera, sólo me resta decirles en nombre de la banda: bienvenidos a la familia MoMo, la puerta está abierta.
Promoción y próximos eventos
Desde hace algún tiempo, en el sistema de transporte colectivo, mejor conocido como “El metro” se les ha facilitado un espacio donde pueden tocar. El contacto se dio a través de una amiga de su papá.
A principios de este año, fueron teloneros de bandas como Bengala y Enjambre en el festival de Tecamac, evento del que guardan reminiscencias muy satisfactorias “bastante gente nos escucho, y hubo aceptación” recuerda Pablo, “y bueno conocer ahí a los mamones de Enjambre fue muy chistoso… al vocalista ahí le mando un beso”.
La promoción en radio se ha dado más por Internet, en estaciones como SMasH Radio y La Kbina, también los de Ibero Radio han mostrado interés y ya pidieron el EP. Y planean ir a Reactor para “ver que furula”. Confesaron que si les ilusiona escuchar sus canciones por la radio.
No han buscado la forma de promocionar su disco en alguna tienda debido a los requisitos tan pirados que les exigen, como por ejemplo, “primero que nada tienes que Mostrar que tienes… un sello discográfico, y eso cuesta 60 mil pesos para que mix’up te ponga tu disco en 50 pesos y te pida 25… será muy bonito decirle a tu amigo, esta en mix’up... es lo mismo que te lo venda yo en persona.”
Y aunque contemplan la posibilidad de facilitar las descargas de su disco por Internet, todavía creen que es mejor hacer discos y darlos a un precio muy accesible “40 pesos no son ni la cuarta parte de lo que te gastas en la peda del día”. Para poder adquirir el EP se puede contactar a la banda a través del myspaces, Twiter, el Facebook, además de los lugares donde toque Momo.
Los eventos ya confirmados son: 1 de mayo de 2010 Bar Baja Strett, en la Condesa y 27 de mayo, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Las fechas por confirmar, en Casa Hilvana, en la Roma , CCH Sur y El Hijo del Cuervo en Coyoacan.
Después del primer viaje
Momo es una banda que no se pone plazos, y si el EP no se vende ellos no tiran la toalla, aunque la intención es que el dinero del EP se use para financiar el disco completo. Estos chicos trabajan en los que les gusta. “Para mi en realidad la banda con todo y sus antecedentes, empezó aquí, este es el origen” sentenció Pablo. Tratan de tocar donde se pueda y sin importar que los conozcan sólo en el DF o sólo sus amigos, la satisfacción de estos chicos es hacer música.
Les emociona ya tener su primer EP, sin embargo Pablo descubrió que es “un fanático fetichista del preámbulo", disfrutó mucho el proceso de elaboración, la realización en si misma, tan sólo imaginar el disco lo emocionaba en demasía. De hecho en este momento ya esta imaginándose las rolas del disco completo, “en cuanto llega, le pongo fin, viene lo que sigue.”
Para Rodrigo, el EP es ya la culminación de un sueño, “ya me puedo morir, ya hice un disco… imprimí mi sonido en una grabación… el sueño ya se logro… el sueño ya está, la cosa es moverse para que se puedan seguir haciendo más… hasta que dejemos de respirar…”
Agradecimientos especiales
Por ser un mentor, un maestro, pero sobre todo un gran amigo de la familia, el EP está dedicado a Andrés Ramos, quien fuera profesor de secundaria y hasta poeta. Para Andrés, donde quiera que se encuentre…
Con mucha humildad agradecieron a todos los que de alguna manera formaron parte de está historia. Rodrigo mencionó, “lo que más se comparte estando en estas ondas es la música… el principal sería Luis Muciño… le aprendí muchas cosas, tanto técnicas como de amistad, consejos y música sobre todo.”
Pablo dijo al respecto, “…me gustaría agradecerles, todos somos parte de esa historia… yo no empecé diciendo, esta es mi banda, yo caí a una banda de rock, ese momento siempre lo voy a agradecer… le agradezco mucho a toda esa gente… a Pollo, a Paul, a Erick, a Jorge Labrac, a Blanca… a Luis Muciño… a todos les agradezco muchas cosas… y ojala ellos también estén por estos caminos.”